NUEVE COSAS (MÁS BIEN) GAYS QUE HACER EN MONTREAL
En colaboración especial con Thom Seivewright, Guía Turístico
Montreal tiene una zona gay importante y su comunidad le da vida. Dicho esto, nuestra ciudad es tan gay que algunos de nuestros mejores escondites LGBTQ+ se encuentran actualmente lejos del Village. Les presentamos una corta lista de actividades gays (y menos gays) para quienes quieran exhibir sus colores al exterior del Village Gai.
No hacer nada
Los montrealenses son especialistas en no hacer nada. Uno de los mejores lugares para perfeccionar este arte es en el cursi (o retro, es relativo) Notre-Dame-des-Quilles. Con sus estrechos pasillos de boliche, este bar único es parte de la lista de lugares que hacen de Montreal una ciudad diferente a las demás. Y, seamos honestos, ¿qué mejor para completar su sesión de no hacer nada que una ronda de boliche? ¡Eso pensé!
Bar Notre-Dame-Des-Quilles : 32, rue Beaubien Est
Vea las calles de la ciudad como un museo al aire libre
Montreal es una ciudad apasionada del arte. Los montrealenses están tan sedientos de arte, que quieren verlo por todas partes y no solamente en galerías y museos. Salga a pasear y admire las esculturas, los monumentos, las fotografías y los murales majestuosos que embellecen la ciudad. Un simple paseo le permitirá ver piezas de gran calidad ( y en gran cantidad). También puede planear su propio recorrido que lo llevará hacia las obras de arte público más impresionantes. Entre murales coloridos e intrigantes esculturas, proyecciones y fotos, las calles de Montreal se han convertido en escenario artístico local tan importante como los museos bien establecidos.
Regrese en el tiempo y visite otro tipo de antro gay
Fundado en 1976, el Café Cléopâtre es una de las últimas reliquias del famoso distrito rojo montrealense. Una multitud heterosexual se amontona en el primer piso para apreciar a las bailarinas exóticas, mientras que la clientela queer sube al siguiente piso para descubrir una variedad de eventos fascinantes, como las noches de drag queens. También puede escuchar a un grupo tocar durante un festival de música como el Pop Montréal, o ir a ver un espectáculo fetichista. Si tiene suerte (o mala suerte, depende), le puede tocar la noche de Bareoke, durante la cual los valientes participantes de karaoke se desnudan…¡en todos los sentidos de la palabra! El lugar, extraño para algunos, tiene un “no se qué”. Fusiona la libertad sexual con la historia y la contracultura underground. Sin hablar del hecho de que el dueño ha rechazado todas las ofertas de expropiación hechas en el contexto de un mega proyecto comercial. Al resistir, el irreductible Café Cléopâtre se ha convertido en un héroe simbólico del movimiento underground montrealense.
Café Cléopâtre : 1230, boulevard Saint-Laurent
A moverse en la fiesta dance más grande fuera del Village Gai
Mec Plus Ultra, o MPU para los amigos íntimos, es una fiesta para bailar que se lleva a cabo una vez al mes y rinde homenaje a la música electrónica, independiente, pop. Todos: gays y sus aliados van a bailar como si no hubiese mañana. MPU nació para proponer una opción a aquellos que no encontraban su lugar en las propuestas del Village Gai, ya sea por la música, la multitud o los lugares en sí. Varias personas se sentían mal representadas en una esquina de la ciudad en la que supuestamente se debían reunir. Así surgió Mec Plus Ultra.
Visite el corazón de Montreal…y salga de la ciudad
En el centro de Montreal se encuentra el Mont Royal, una pequeña montaña que alberga un gran parque boscoso con vistas que le van a hacer ganar muchos “me gusta” en Instagram. Aquí, se encontrará en el corazón de la ciudad, rodeado de cuatro millones de personas y aún así es como si estuviera solo en el mundo. La “montagne” (montaña), como la llaman los montrealenses, es un área protegida desde 1876. Su parque fue diseñado por Frederick Law Olmstead, sin duda uno de los más grandes arquitectos paisajistas de la historia. Trabajó en algunos de los más bellos espacios verdes norteamericanos, incluyendo el Central Park de Nueva York. Durante todas las estaciones, es uno de los lugares favoritos de los montrealenses para disfrutar del aire libre. En verano, la gente anda en bicicleta, corre y se pasea. El invierno es el momento para patinar en hielo sobre el lago de los Castores, deslizarse sobre una cámara de aire, hacer esquí de fondo o raqueta de nieve en la inmensa blancura del lugar. Todo el equipo se puede rentar ahí mismo en el chalet sur la montagne o en los comercios aledaños.
De tono en tono, descubra el mosaico urbano de Montreal
Montreal es una ciudad de sectores. Si se pasea por la metrópoli, puede percibir algunas veces cambios de una calle a otra. Puede notarlo en la arquitectura, la gente y la cultura. Para comprender realmente Montreal, es mejor tomarse el tiempo y visitar algunas de sus diferentes zonas. Para dimensionar las diferencias, comience su recorrido cerca de la Universidad McGill, situada en la zona llamada Ghetto McGill (no se preocupe, ¡es sarcasmo!), antes de dirigirse hacia el Quartier des spectacles, el Barrio chino y el Viejo Montreal. Observe cómo cambia la decoración cada 10 calles. Las casas victorianas le ceden el lugar a los teatros expresionistas, a los edificios Art déco y después a los edificios religiosos del s. XVII. Por otra parte, va a ver multitudes variadas: estudiantes y artistas internacionales, montrealenses de origen vietnamita, banqueros y jóvenes profesionales… Al recorrer las calles de la urbe, será testigo de esta diversidad que hace de Montreal una ciudad tan especial.
Vaya a los festivales
Lo retamos a que encuentre un día en el que no haya ningún festival en Montreal. Misión imposible. Aquí todas las razones son buenas para celebrar. En las últimas décadas Montreal se ha hecho de una reputación envidiable y podría fácilmente ganar el título de la “capital mundial de los festivales”. Si bien es cierto que varios eventos tienen lugar durante el verano, aquí hay festivales durante todo el año. El termómetro no va a impedir que los montrealenses festejen. Con Igloofest, disfrutan del invierno gracias a la música electrónica y a las artes digitales. El festival atrae decenas de miles de visitantes que bailan a la luz de la luna, a orillas del río San Lorenzo. Si quiere una probadita de las diferentes influencias culturales de la ciudad, elija Carifiesta, el Pow Wow de Kahnawake o la Semana italiana de Montreal. En cuanto a los festivales gays, también son numerosos: desde el inmenso desfile del Orgullo gay montrealense hasta los eventos más intimistas como image+nation, un festival de películas LGBTQUEER.
Amplíe sus horizontes
¿Es un centro cultural?, ¿una galería de arte?, ¿una revista? ¡Todas las respuestas son correctas! Porque en Never Apart no les gustan las etiquetas. Mucho más que un espacio físico, la organización fomenta un espíritu de comunidad y sirve de plataforma para las artes, el medio ambiente y la justicia social. Montreal es una ciudad en la que las etiquetas no se quedan pegadas por mucho tiempo. Tal vez sea por la mezcla de culturas, o por el hecho de que hablemos varias lenguas. La razón de esta apertura no importa, la ciudad propone varios lugares dinámicos en los que se fomenta la creatividad, a la imagen de Never Apart.
Never Apart : 7049, rue Saint-Urbain
Sumérjase en el mundo del burlesque
Montreal es un epicentro de las artes escénicas. Con sus tropas circenses aplaudidas por todo el planeta, la ciudad se merece el título de capital del circo. A eso agréguele una reputación de “ciudad del vicio” y tendrá una receta perfectamente burlesque. Eche un vistazo a lo que pasa en Wiggle Room para comprender lo que digo. El lugar es una reminiscencia del pasado vodevilesco de Montreal y mezcla los cocteles clásicos con espectáculos de burlesque. Vaya y descubra un ambiente que se inspira en la calle en la que se sitúa el lugar: el boulevard Saint-Laurent, donde, a menudo, el “bien” y el “mal” coexisten. El Wiggle Room es un ejemplo perfecto de ello.
Wiggle Room : 3874, boulevard Saint-Laurent
Thom Seivewright
A Thom le gusta alimentar los clichés montrealenses: le encanta Leonard Cohen, domina perfectamente el franglais y es adicto a la miel de maple. Le encanta jugar al turista en su propia ciudad, pero cuando está viajando, hace todo por fundirse entre la multitud local.